Todos somos conscientes del impacto que hemos sufrido a raíz de la pandemia causada por el COVID-19, numerosas empresas tuvieron que activar sus planes de continuidad, otras que no lo tenían definido tuvieron que improvisar, algunas de estás últimas han conseguido sobrevivir mientras que una gran mayoría han tenido que echar el cierre. Para enero de 2021 en España ya se habían dado de baja 323.000 autónomos un 10% del total.
La realidad es que no importa si eres una pyme, o una gran empresa con más de 1000 trabajadores, todas las organizaciones tienen riesgos internos o externos que pueden afectar a su continuidad. Es importante que todas puedan reaccionar ante esos riesgos o situaciones adversas y seguir operando de forma continuada, sin afectar la operatividad ni la productividad.
En Navarra hemos sufrido hace poco una oleada e incendios como no se había visto nunca, esto ha obligado nuevamente a varias empresas a cerrar su actividad por no poder continuar con sus operaciones.
Cuando hablamos de continuidad hay cierta tendencia a quedarse en la parte tecnológica y más en concreto, en si hay solución de copias de seguridad y restauración, esto es simplemente una pequeña parte de un plan de continuidad donde se han evaluado todos los procesos y los riesgos asociados. Incluso si todos nuestros procesos son soportados por tecnología, debemos probar que somos capaces de continuar ante un escenario imprevisto basado en los riesgos identificados.
Es importante entender el negocio, cuales son los procesos que soportan la continuidad y cómo responder ante las adversidades. En las fases definidas para elaborar un Plan de Continuidad, se realizan todas las evaluaciones necesarias, se plantean los diversos escenarios y como debemos reaccionar ante los riesgos identificados.
Fases de un plan de continuidad
1. Gestión e iniciación del proyecto
2. Análisis de impacto sobre el negocio (BIA)
3. Estrategia de recuperación
4. Diseño del plan y desarrollo
5. Prueba, mantenimiento y entrenamiento
En Meta-Data ayudamos a tu organización a continuar sus operaciones ante cualquier imprevisto, desde la definición de un plan de continuidad basado en ISO 22301, hasta la implementación de los controles o a la recuperación ante desastres de los procesos tecnológicos como servicio.
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